29 de mayo de 2012

La espera

Nerviosismo
dudas
tensión
atención...
Más y más símbolos
pruebas de la dulce sensación
del amor
del dolor de aún no tenerlo.
La espera silenciosa
el acecho
toda una vida en unos minutos
en unos frágiles segundos;
todo puede pasar
nada puede quedae igual.
Y entonces
el salto
el salto
voy a ver el salto.

Fer. Cali

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21 de mayo de 2012

De los vicios

Hay variass maneras de conocer las profundidades: como a través del máximo dolor, a través del vicio y a través de la felicidad. Y la que hoy me lleva a la profundidad es el vicio.

Yo creo que todos nacemos con ciertas tendencias tan intrínsecas que en algún momento de la existencia despierta de modo tan natural que es difícil y complicado evitarle. Para muchos puede ser el forma de don, de arte, de genialidad, para otros de pesar, de perdición, de oscuridad sin fin. Y yo tengo aquello, que no es un don, al contrario, es un vicio, cercano a la perdición, aquello que me azota constantemente, pero que últimamente andaba muy dormido, como en un abismo oculto. Pero ha resurgido y entonces intento pararle. Uso muchas técnicas, distracciones y todo lo que sea herramienta contra ella. Por ejemplo, al escribir trato de llegar al desahogo, a la compresión de otro y sobre todo de mí mismo.

Quien ha tenido vicios sabrá comprenderme, sabrá decirme que aún existe una luz, o tal vez varias, a la cual uno puede seguir. Puede ser al instinto, puede ser al razonamiento super profundo como el vicio, puede ser la ayuda de otro hombre (varón o mujer).

Hoy empieza mi recuperación, hoy comienzo otra vez.

Galar

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27 de marzo de 2012

Grande

Herir puede ser tan natural, que uno hasta puede acostumbrarse a ello. Pues, hay dolores que uno ocasiona y los percibe y otros que no, dandole el valor que se merece el uno y el otro. Sentir dolor no es de débiles como tampoco causar dolor es de fuertes. Y así el dolor está tan cerca del placer. Quien alguna vez lo ha recibido y ha sentido lo profundo que el ser puede padecer para luego encontrar la vía, no la única, de salir de ese hoyo que no cesa sino cuando ha sido cobrada con la misma intensidad, con un profundo dolor hacia quien nos lo causo tambien. Le llaman venganza, otros le dicen revancha; y hay quienes se tiran de los pelos alarmados, hasta asqueados los muy dichosos, cuando alguien haya en ella el camino de abandono de aquel dolor sufriente.
Hay dolores que los buscamos, o situaciones en que sabemos que arriesgamos mas que la razón: el corazón. Ahí la venganza es apenas una niña mimada desatendida. Y estoy aquí, con los brazos abiertos, arriesgando, soñando, olvidando.

 Mandro

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20 de junio de 2011

Bienvenido



Bienvenido. Hoy escribo aquí luego de mucho; y vengo con este video que esta de "¡puta madre!" Han pasado tantas cosas, como el ver la pelicula del video y con semejante cancion! Es la cancion que me llena de energia cuando siento cosas extrañas, es la que representa esta transicion en mi vida. Bueno, si, aqui estoy listo para entrar nuevamente en el juego, listo para disparar a quemarropa, para volver a enamorarme por un solo dia; aqui estoy! y muevo al mismo ritmo que estas melodias; no hay quien calle esa voz tan dura que resuena tan bien en mi espiritu. Bienvenido! :)

*Y otro supertema adicional.

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16 de febrero de 2010

René Descartes

Y puede decirse en particular de la admiración que es útil porque hace que aprendamos y retengamos en nuestra memoria las cosas antes ignoradas. Porque ingnoramos lo que nos parece raro y extraordinario. Tratado de las Pasiones

Se ha creído, sin razón, que nuestro calor natural y todos los movimientos de nuestros cuerpos dependen del alma, debiéndose pensar, en cambio, que el alma no se ausenta cuando uno muere, sino porque cesa este calor, y se corrompen los órganos que sirven para mover el cuerpo. Tratado de las Pasiones

Debemos creer que todo el calor y todos los movimientos que se den en nosotros, en cuanto no dependen del pensamiento, pertenecen al cuerpo. Tratado de las Pasiones

No hay ningún sujeto que actúe más inmediatamente sobre nuestra alma que el cuerpo al que está unida; y que, en consecuencia, debemos pensar que lo que es en ella una pasión es en el cuerpo una acción. Tratado de las Pasiones

(...)ya que sin duda se mira de más cerca lo que uno cree que va a ser visto por muchos que lo que se hace solo para sí mismo. Tratado de las Pasiones

Las más grandes almas son capaces de los más grandes vicios y las más grandes virtudes, y los que no marchan más que muy lentamente pueden avanzar mucho más, si siguen siempre el camino recto, que los que corren alejándose de él. Tratado de las Pasiones

 René Descartes

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Novalis

Ah!, júrame otra vez que serás mía eternamente; el amor es una repetición infinita. Enrique de Ofterdingen

Todo lo que soy lo soy por ti; sin ti yo no sería nada. ¿Qué es un espíritu sin cielo?, y tú eres el cielo que me sostiene y me da vida. Enrique de Ofterdingen

Yo llego a creer incluso -contestó el anciano- que existe una cierta vocación natural para cada tipo de vida. Enrique de Ofterdingen

Ella (la Noche) te lleva a ti (el Sol) como una madre y tú le debes a ella todo tu esplendor. Himnos de la Noche

En sus ojos descansaba la eternidad, cogí sus manos, y las lágrimas se hicieron un vínculo centelleante, indestructible. Himnos de la Noche

Noche oscura, ¿qué es lo que ocultas bajo tu manto, que, con fuerza invisible, toca mi alma? Himnos de la Noche

Descendamos al seno de la Tierra,
dejemos los imperios de la Luz;
el golpe y el furor de los dolores
son la alegre señal de la partida.
Veloces, en angosta embarcación,
a la orilla del Cielo llegaremos.

Loada sea la Noche eterna;
sea loado el Sueño sin fin.
El día, con su Sol, nos calentó,
una larga aflicción nos marchitó.
Dejó ya de atraernos lo lejano,
queremos ir a la casa del Padre.

¿Qué haremos, pues, en este mundo,
llenos de Amor y de fidelidad?
El hombre abandonó todo lo viejo;
ahora va a estar solo y afligido.
Quien amó con piedad el mundo pasado
no sabrá ya qué hacer en este mundo.

Los tiempos en que aún nuestros sentidos
ardían luminosos como llamas;
los tiempos en que el hombre conocía
el rostro y la mano de su padre;
en que algunos, sencillos y profundos,
conservaban la impronta de la Imagen.

Los tiempos en que aún, ricos en flores,
resplandecían antiguos linajes;
los tiempos en que niños, por el Cielo,
buscaban los tormentos y la muerte;
y aunque reinara también la alegría,
algún corazón se rompía de Amor.

Tiempos en que, en ardor de juventud,
el mismo Dios se revelaba al hombre
y consagraba con Amor y arrojo
su dulce vida a una temprana muerte,
sin rechazar angustias y dolores,
tan sólo por estar a nuestro lado.

Medrosos y nostálgicos los vemos,
velados por las sombras de la Noche;
jamás en este mundo temporal
se calmará la sed que nos abrasa.
Debemos regresar a nuestra patria,
allí encontraremos este bendito tiempo.

¿Qué es lo que nos retiene aún aquí?
Los amados descansan hace tiempo.
En su tumba termina nuestra vida;
miedo y dolor invaden nuestra alma.
Ya no tenemos nada que buscar
–harto está el corazón–, vacío el mundo.

De un modo misterioso e infinito,
un dulce escalofrío nos anega,
como si de profundas lejanías
llegara el eco de nuestra tristeza:
¿Será que los amados nos recuerdan
y nos mandan su aliento de añoranza?

Bajemos a encontrar la dulce Amada,
a Jesús, el Amado, descendamos.
No temáis ya: el crepúsculo florece
para todos los que aman, para los afligidos.
Un sueño rompe nuestras ataduras
y nos sumerge en el seno del Padre. Himnos de la Noche

Novalis

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Lucien Gael

Un Ser en el Mundo
Mis últimos solitarios versos serán estos,
el mundo quita el fuego de mi cuerpo,
mi aire pesa demasiado en este pecho
y estoy sordo como el fondo del mar.

Descubro mis labios pálidos avergozandos
tras el triste brillo del nítido espejo
y el sol, escondido cual justiciero divino,
espera, paciente, con el arco presto.

Y la Noche, cual Madre provista de esperanzas,
a lo lejos aguarda tenderme entre su eterno manto;
mis manos como veloces cometas rojas
y mis ojos dos livianas estrellas brillando para un ser.

Un ser en el mundo. Y el abismo desconocido me hala
hacia su centro, me pierde en sus laberintos sin principio;
me duele ver el amor hecho un torpe y falso gigante ciego
libre como será mi alma al terminar este abandonado verso.

Lascivia Furiosa
Cuerpo envestido de furia sensual
apodérate de mis sentidos
de mis deseos en forma de navaja,
no soy más que tu seguidor
quien comenta y cuenta tus pasos.

Furor puro sin límites eres tú;
dos dioses te pertenecen,
juega con ellos si deseas
pero no olvides que tienes mis latidos,
mis ofrendas, mis vidas.

Fíjate en mí, ángel carmesí
observa mis manos que esperan tu piel;
descubre mis labios, mas con los tuyos;

apodérate de este alma que te adora
sé el fuego en mi piel;
vísteme entero de ti.


Luciérnaga de Otoño
 Habrá algún ángel cantando mi poema?
No tiene que ser poeta
mas si tener los dedos largos.

Mujer!,
entonará en todos los ritmos;
oh, majestad, hoy prefiero el tono romántico!

Hombre-casa perdición
ángel-cielo bendición;
Poeta de mi alma!
cruza mares y desiertos

da luz a este pecho
ritmo suave y no desenfreno…
Oh!, y tú, andorina,
aún estás muy lejos?

Monólogo

El viento trae consigo
unos fríos recuerdos:
tomaste mi corazón
y sus impulsos sagrados.

Tu boca albergaba la fuente del inicio;
sí, y el fin.

Vertiste en mí aquel trago
que aún ahora puede embriagarme
en el júbilo
o en la puerta del hospicio:
amor.

Qué retumben las últimas campanadas!

Al Fin del Mundo
Bésame suavemente
será el último que me des;
no llores niña linda
volveré algún día.
Recuérdalo
recuérdalo...

Cada paso que de
en el retorno
será para alcanzarte.
Cada ave blanca
será tu corazón como anuncio.

Tendremos una nueva oportunidad:
tu mía
yo tuyo.
Besaré esa sombra al volver,
pero ven
que hoy es el primer final.

Cada latido de mi corazón
te recordará a lo lejos;
nunca te amé tanto
como en este último beso.

Nuevo Orden (Menos Amor?)
Inserta el disco
presiona reproducir
y que el mundo empiece a resplandecer en sus colores.
Ve aquel ave
girando y girando
de aquí para alla.
Se acerca a ti!
oh!
Todo comienza a brillar
todo parecer estar hecho para danzar;
las letras de la canción
las ves sobre los coches
sobre sacos y bolsos.
Quién canta alla arriba?!
Tu respuesta es tu propia mente
sientes la música
en cada sentido
ingresa para velozmente partir.
Quién te enseñó a amar la música?
Tu corazón mismo.

Vacio Incubrible
Las estrellas escondidas
oyen mis voces como truenos:
no te extraño en mi soledad
pues nunca estoy solo;
te extraño en el vacío incubrible que has dejado.

Esperar el color verde del semáforo
ya no es divertido,
tomar el bus hacia mi hogar
cuesta tan poco.

Al atravesar un parque
busco ver una sombra
con los pies sobre el banco
ella sentada aún más arriba.

He olvidado contar los días
de espera hacia alguien;
ya no hay: faltan tres días!
ya no hay: faltan dos días!
ya no hay: faltan siete horas!
Ya no hay caminos tan divertidos
ya no hay bebidas tan frescas
ya no hay alcohol en los tragos.

Abrazar ya no da tanto placer,
miles de ojos no dan luz suficiente a mi ser;
mirar tus ojos era encontrarme
en una parte de ellos, luz para mi ser.

Te extraño.

Cómo no extrañar a alguien
que me dio tanta felicidad?
Con una sonrisa al verme aparecer
con un tomar de manos
con un distraído andar
con un suave beso en los labios
con ver que la llamada al teléfono
porta su precioso nombre.

Cómo olvidar a alguien
que no se puede olvidar?
Sus cabellos como trenzas
hacia lo eterno.

Te extraño
hasta cuando estoy un tanto feliz
pues, quiero compartirlo contigo.

Quién cantaba mientras estábamos sentados?
Yo soñando unos mil sueños
tú acariciándome dulcemente con tu cuerpo,
tus cabellos tendidos en mi hombro.
La vida había sido inventada para estos momentos
para hacer de ellos un cuento,
una historia de antiguas pesadillas y nuevas fantasías.

Y alguien escribía mientras rodeaba mi brazo en tu cuello
y tu pequeña cabeza reposaba junto a la mía.
Y alguien escribía mientras parecías soñar
y suavemente tu rostro recostado se acercaba al mío;
tus ojos ocultos guardaban tus deseos
mis manos inertes alejaban inesperados sueños.
Y tu rostro aún más cerca, tu nariz sobre la mía,
tus cabellos de seda cubriendo parte de tu rostro
y yo sintiendo lo no imaginado,
es que son sus labios apoyados gloriosamente sobre los míos?

Ya no cabían dudas, era cierto, era real;
sin embargo, era como el contacto de nuestras manos:
inertes, unos sobre otros, quietos.
Habría momento más extenso que este?
Luz de la Noche
Quería besarme o mis deseos convertían el momento en ello?
Mi brazo extendido sobre su torso
hizo temblar nuestro mundo con un débil movimiento
ordenado por el temor a lo imaginado, pero no esperado;
te repusiste unos instantes, luego volviste a tenderte en mi hombro.

Me enamoraba de tus majestuosos cabellos
de tu respirar delicado cerca de mi rostro;
y tu cabeza de pajarito volvía a moverse hacia mí,
y el escritor volvía a escribir la misma escena.
Y volvieron tus labios sobre los míos, y volvieron los míos sobre los tuyos,
y el tiempo se detenía y no existía más que nosotros,
los ruidos se extinguían en tus espaldas y tus zapatos.
Y seguían tus labios sobre los míos, los míos sobre los tuyos
y nadie huía y nos tocábamos y nos volvíamos a conocer,
a descubrir, a enamorar. Y los poemas invadían al escritor
y los siglos pasaban, los seres nacían y morían,
los mundos se estrellaban entre sí y nadie ni nada podía ya separarnos.

Y nadie podría haber sacado a tus labios sobre los míos,
los míos sobre los tuyos. Y ya te besaba y ya me besabas,
aunque nuestros labios seguían quietos, inmóviles;
y ya te tomaba de la mano y te decía te quiero,
y ya volvías tus ojos de ángel pidiéndome un abrazo.
Y no nos movíamos. Nuestros labios apoyados, pegados
dialogaban entre ellos, tal vez se decían te quiero,
tal vez los míos le jugaban una broma.
Y aún quietos, inertes.
Dioses ni demonios podían invadirnos;
tú tendiste tus alas y nadie podía desprenderme de ellas.

Fueron diez segundos? Veinte?
El mundo nacía, las estrellas escribían nuestros nombres,
también el escritor aplaudía ya el beso, nuestro beso.
Beso. Cuatro letras y un paraíso detrás de ellas.


...Podría haber amado hasta el infinito. Podría creer en el destino, en los dos seres. Amar pienso yo. Amar dicen todos. Amar. Yo no la amé. Yo la viví. Yo la sentí. Amar o no, yo la sentí. Ella era mi puerta a la eternidad. Ella llevaba nombre de deidad.

Devuelve mis dedos, señorita de trajes oscuros, que no puedo contar cuantas vidas me restan; el cielo alcanzado, dominado, burlado… Quién podrá conocerla como lo hice yo?

Podría amarla nuevamente. Antes buscarla. Encontrarla. Enamorarla. Podría creer que es mi destino, pero, gran andorina escarlata, tu futuro se escabulle como el viento. Podría soplar…

Oleada Irrenunciada
Recordar de día puede ser hiriente. Puede entorpecer los pasos
hasta llegada la noche. Recordar momentos felices del pasado
pueden ahora dar tristeza. Un beso. Una mirada fija:
reflejo de amor y pasión; de amor al infinito, de felicidad.

El recordar es como una flecha que nos es lanzada.
Podemos advertirla. Podemos dejarle incrustarse en el pecho.
A veces la esquivo, a veces la dejo. La dejo y juego con ella,
ahí, inerte, y gozo con el dolor que osa darme felicidad.
Pero a veces, como ahora, no hay juego alguno, no hay felicidad
y solo hay gritos que intento sumergir en densos pantanos,
solo hay gritos que quiero lanzar hacia adentro.

Recordar al Pájaro Azul es imaginar el futuro.
Dónde con ella? Cuándo con ella? Cómo con ella?
Llamarla sin ser oído… Habrá vida plena sin ella?
Puedo vivir sin ella, puedo reír sin ella,
puedo viajar sin ella, puedo morir sin ella…
Pero sin ella –su leve luz, su divino andar,
su complicado corazón- no quiero vivir.

Vida Violada, Vida Quebrada
Respirando el infortunio
Andrieia cerró los puños
golpeó su frente con violencia
y se dejó caer de espaldas.
El vacío del techo
le hizo oír un grito ahogado
corriendo por sus venas;
y a su lado,
como un ser con vida,
la barra de metal
le observaba compadeciente.

Con las manos tiesas
con los ojos bañados
en sus heladas lágrimas
con la voz perdida
y el cuerpo desnudo
percibió los golpes
en la puerta del cuarto.

Andrieia, a los 17 años,
maldijo su sexo;
buscó sus alas maltratadas
y sintió su ser elevarse.
Vio, de lo alto,
aquel otro cuerpo tendido
con la cabeza sangrante
los ojos abiertos perdidos
entre la nada y la penumbra
y maldijo el cuarto,
oscuro como la barra
como el golpe a su padre.


Ángel Oculto
Tú no debiste ser humana. Tú debiste ser ángel.
Ángel que acompañe a los seres en soledad,
les ame, les haga sentir la divinidad de la vida.
Yo te siento así,
como un ángel que se cruza en mi camino
para dejarle guiarme al paraíso.
No tengo que verlo, lo siento.
Tu cuerpo pequeño es solo una armadura
que te protege del asedio de antiángeles.

No debiste ser humana porque no te merecemos.
Tu ser de ángel oculto nos recuerda,
a quienes le descubrimos,
el porqué somos humanos, para qué;
te riges bajo nosotros, creyéndote como nosotros.
Eres ángel, ser divino.

No debiste ser humana y no lo serás
por más que lleves la armadura
por más que andes por nuestras calles
por más que digas serlo;
tus ojos no son nuestros
tus manos están con lo eterno
tu abrazo más allá del universo.

Mi Última Esperanza
Llega pronto invierno,
para que heles mi sangre
y esto calme mi creciente dolor;
heles mi sufriente corazón
y mi descarriada razón.

Llega pronto, invierno,
con sudarios adornados
por espinas, con dos
lanzas de mercurio
afiliadas en las manos
del justo Luzbel.

Llega pronto, invierno mío,
que mi vida ya no halla
un refugio. Mi última esperanza
vaga ciega y mansa
donde la oscuridado la luz aún no llega.

Manto Eterno
Noche oscura
esconde en tus entrañas
mi dolor, mi alma impura
retuerce mi sombrío corazón.

Lleva en tu aliento frío
este ser que duele, lleva,
en tu duro pecho, el infierno mío
que arde sin control.

Oh, noche oscura!
Oh, manto eterno!
da solo el beso final
con amor y locura

y, al fin, cierra
estos párpados húmedos
y deja este cuerpo mutilado
abrazado a ti, bajo tierra.

Lucien Gael

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8 de noviembre de 2009

Edgar Allan Poe

Las coincidiencias
En general, las coincidencias son grandes piedras puestas en el camino para que tropiecen con ella esa clase de pensadores que han sido educados para no saber nada de la teoría de las dos probabilidades, esa teoría a la cual las más gloriosas conquistas de la investigación humana están en deuda.


Dónde encontrar la verdad?
La verdad no está siempre en el fondo de un pozo. En realidad, yo pienso que, en cuanto a lo que más importa conocer, es invariablemente superficial. La profundidad se encuentra en los valles donde la buscamos, pero no en las cumbres de las montañas, que es donde la vemos. Las variedades y orígenes de esta especie de error tienen un magnífico ejemplo en la contemplación de los cuerpos celestes. Dirigir a una estrella una rápida ojeada, examinarla oblicuamente, volviendo hacia ella las partes exteriores de la retina (que son más sensibles a las débiles impresiones de la luz que las anteriores), es contemplar la estrella distintamente, obtener la más exacta apreciación de su brillo, brillo que se oscurece a medida que volvemos nuestra visión de lleno hacía ella.

Falsificar divinidades
La oscura divinidad no siempre podía estar con nosotros, pero podíamos falsificar su presencia.

Análisis vs Ingenio
El poder analítico no debe confundirse con el simple ingenio, porque mientras el analista es necesariamente ingenioso, el hombre ingenioso está con frecuencia notablemente incapacitado para el análisis. La facultad constructiva o de combinación con que por lo general se manifiesta el ingenio, y a la que los frenólogos, equivocadamente, a mi parecer, asignan un órgano aparte, suponiendo que se trata de una facultad primordial, se ha visto tan a menudo en individuos cuya inteligencia bordeaba, por otra parte, la idiotez, que ha atraído la atención general de los escritores de temas morales. Entre el ingenio y la aptitud analítica hay una diferencia mucho mayor, en efecto, que entre la fantasía y la imaginación, aunque de un carácter rigurosamente análogo. En realidad, se observará fácilmente que el hombre ingenioso es siempre fantástico, mientras que el verdadero imaginativo nunca deja de ser analítico.

El ánalisis
Las condiciones mentales que suelen considerarse como analíticas son, en sí mismas, poco susceptibles de análisis. Las consideramos tan sólo por sus efectos. De ellas sabemos, entre otras cosas, que son siempre, para el que las posee, cuando se poseen en grado extraordinario, una fuente de vivísimos goces. Del mismo modo que el hombre fuerte disfruta con su habilidad física, deleitándose en ciertos ejercicios que ponen sus músculos en acción, el analista goza con esa actividad intelectual que se ejerce en el hecho de desentrañar. Consigue satisfacción hasta de las más triviales ocupaciones que ponen en juego su talento. Se desvive por los enigmas, acertijos y jeroglíficos, y en cada una de las soluciones muestra un sentido de agudeza que parece al vulgo una penetración sobrenatural. Los resultados, obtenidos por un solo espíritu y la esencia del método, adquieren realmente la apariencia total de una intuición.

Esta facultad de resolución está, posiblemente, muy fortalecida por los estudios matemáticos, y especialmente por esa importantísima rama de ellos que, impropiamente y sólo teniendo en cuenta sus operaciones previas, ha sido llamada par excellence análisis. Y, no obstante, calcular no es intrínsecamente analizar. Un jugador de ajedrez, por ejemplo, lleva a cabo lo uno sin esforzarse en lo otro. De esto se deduce que el juego de ajedrez, en sus efectos sobre el carácter mental, no está lo suficientemente comprendido. Yo no voy ahora a escribir un tratado, sino que prologo únicamente un relato muy singular, con observaciones efectuadas a la ligera. Aprovecharé, por tanto, esta ocasión para asegurar que las facultades más importantes de la inteligencia reflexiva trabajan con mayor decisión y provecho en el sencillo juego de damas que en toda esa frivolidad primorosa del ajedrez. En este último, donde las piezas tienen distintos y bizarros movimientos, con diversos y variables valores, lo que tan sólo es complicado, se toma equivocadamente —error muy común— por profundo. La atención, aquí, es poderosamente puesta en juego. Si flaquea un solo instante, se comete un descuido, cuyos resultados implican pérdida o derrota. Como quiera que los movimientos posibles no son solamente variados, sino complicados, las posibilidades de estos descuidos se multiplican; de cada diez casos, nueve triunfa el jugador más capaz de concentración y no el más perspicaz. En el juego de damas, por el contrario, donde los movimientos son únicos y de muy poca variación, las posibilidades de descuido son menores, y como la atención queda relativamente distraída, las ventajas que consigue cada una de las partes se logran por una perspicacia superior. Para ser menos abstractos supongamos, por ejemplo, un juego de damas cuyas piezas se han reducido a cuatro reinas y donde no es posible el descuido. Evidentemente, en este caso la victoria —hallándose los jugadores en igualdad de condiciones— puede decidirse en virtud de un movimiento recherche resultante de un determinado esfuerzo de la inteligencia. Privado de los recursos ordinarios, el analista consigue penetrar en el espíritu de su contrario; por tanto, se identifica con él, y a menudo descubre de una ojeada el único medio —a veces, en realidad, absurdamente sencillo— que puede inducirle a error o llevarlo a un cálculo equivocado.
 Edgar Allan Poe

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El improductivo hombre

El hombre es el único ser que consume sin producir.

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7 de noviembre de 2009

Las preferencias y Dios

Dios le había dado una cola (al cerdo) para espantar las moscas, pero él hubiera preferido no tener ni cola ni moscas.

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El derecho a expresarse

Detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo.

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