Siguen cayendo otras cartas, las manos van y vienen. Qué ocupación absurda: no parece un juego, ni un rito, ni una costumbre. Creo que lo hacen para llenar el tiempo simplemente. Pero el tiempo es demasiado ancho, no se deja llenar. Todo lo que uno sumerje en él se ablanda y se estira.
2 de noviembre de 2009
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