12 de marzo de 2009

DORMIDO



Dormido

Madre luna, ábreme un cauce en la noche hasta que llegue a mí
como un río de amor y me hiele los ojos, la boca y el pecho. Aleluya.

Madre luna, ven corazón y llévate este poema tuyo que respiro yo,
que me encontrarás contra los pastos de mi vereda y mi casa volteada, soñando.

¡Oh belleza, madre luna, véme tú en la noche, al levantar
tu gruesa nieve mi vereda y, esponjada, invadirme hasta el llameante corazón!
Ven madre mía, así, poesía, acércame tus cielos demorados
que quiero seguir durmiendo, bajo tus senos, como un niño. Aleluya.

Jorge Eduardo Eielson

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