27 de marzo de 2012

Grande

Herir puede ser tan natural, que uno hasta puede acostumbrarse a ello. Pues, hay dolores que uno ocasiona y los percibe y otros que no, dandole el valor que se merece el uno y el otro. Sentir dolor no es de débiles como tampoco causar dolor es de fuertes. Y así el dolor está tan cerca del placer. Quien alguna vez lo ha recibido y ha sentido lo profundo que el ser puede padecer para luego encontrar la vía, no la única, de salir de ese hoyo que no cesa sino cuando ha sido cobrada con la misma intensidad, con un profundo dolor hacia quien nos lo causo tambien. Le llaman venganza, otros le dicen revancha; y hay quienes se tiran de los pelos alarmados, hasta asqueados los muy dichosos, cuando alguien haya en ella el camino de abandono de aquel dolor sufriente.
Hay dolores que los buscamos, o situaciones en que sabemos que arriesgamos mas que la razón: el corazón. Ahí la venganza es apenas una niña mimada desatendida. Y estoy aquí, con los brazos abiertos, arriesgando, soñando, olvidando.

 Mandro

No hay comentarios.:

Publicar un comentario